Parece demostrado, al menos eso dicen los estudiosos del tema, que los sentimientos de los hombres mucho tienen que ver con procesos químicos internos. Al igual que en los animales sustancias químicas, por ejemplo, en situaciones de miedo, provocan que el animal amenazado se ponga a la defensiva; del mismo modo actuamos los humanos con el resto de sentimientos: amor, odio, miedo, amistad, desconfianza ...
Ayer me tocó pasar un día de esos en lo que la contrariedad más mínima se convierte en una cuesta arriba insuperable. De esos día que piensas que eres incapaz de llevar una casa organizada, educar unos hijos y ayudarles a crecer (que no han hecho los deberes porque se han dejado algún libro o cuaderno en el cole, han protestado por ir a la ducha, por ir a cenar, por dejar de ver la tele, por irse a lavar los dientes, por irse a la cama, ...), atender a tu marido o a tus padres, y que para qué te meterás en nada si no eres capaz de tirar para delante ni contigo misma.
No te da tiempo de nada: te vas a la cama agotada y sabes que nos has terminado de preparar los uniformes de los niños, los cacharros de la cena se han quedado en la pila, tenías que haber puesto una lavadora y se te ha olvidado, no has comprado pan para los bocatas del cole, que tenías que haber hecho la lista de la compra porque mañana en el rato de comer del curro tienes que ir al Carrefour a hacer la compra. Vamos, lo mismo de todos los días, pero que hoy ves como una montaña inalcanzable, de las que se sube Jesús Calleja, y que no vas a poder hacer cima. Pero el resto de los días: sí puedes. O no puedes, pero no te importa tanto, o no te machacas tanto por no conseguirlo.
Las sustancias químicas.
Estoy pensando en las películas del futuro donde los humanos han evolucionado perdiendo dedos, aumentando la cabeza, siendo seres de luz, que la paz y la tranquilidad dominan sus vidas. Ahora lo entiendo, los científicos del mañana descubrirán sustancias químicas que contrarrestarán las naturales de nuestro organismo. Claro, esto ya lo hacen, pero me refiero a sustancias que se tomen a diario, como tomamos agua. Estará la pildora de las vitaminas, la de sustancias alimenticias y la de sustancias que nos contrarresten las que alteren nuestra psiquis y conseguirán que no existan días como el que tuve ayer.
Seguro que algún filósofo dirá que eso no será vida. Pero lo mío de ayer tampoco.
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